La urbanización acelerada sobre toda la sabana de Bogotá ha tenido efectos muy negativos en la calidad del ambiente de la región. En consecuencia, la posibilidad de preservar y restaurar un área como la reserva Thomas van der Hammen – 1.395 hectáreas que aún conservan fragmentos de ecosistemas nativos – se vuelve fundamental para poner un freno al deterioro ambiental, una tarea de especial importancia al considerar que estamos en una época de emergencia ambiental en todo el planeta.
Peñalosa tiene una lógica inmobiliaria frente a la protección del medio ambiente
El alcalde parece no cejar en su empeño de gobernar con una lógica inmobiliaria. Esta desconexión con las preocupaciones ambientales de buena parte de los bogotanos, que se interesan por el futuro de la reserva Thomas van der Hammen y por la calidad ecológica de la ciudad, agrava el enorme descontento ciudadano que se percibe en todos los rincones de Bogotá.